Hoy quiero hablaros de
un tema que me parece muy interesante y del que, por regla general, sabemos muy
poco: las pérdidas emocionales.
¿Cuántos de vosotros os
habéis encontrado con alguna de estas situaciones? La pérdida de un ser
querido, un cambio de domicilio que implica dejar a personas que quieres, el
diagnóstico de una enfermedad grave, la jubilación, os despiden del trabajo, un
divorcio, una ruptura de pareja… entre otros.
Todas estas situaciones
es lo que se llaman pérdidas emocionales, es decir, perdemos algo valioso para
nosotros, como puede ser una pareja, un ser querido, el trabajo, la salud… A
estas situaciones le acompañan sentimientos de tristeza y desesperanza, que a
menudo se relacionan con la depresión.
Pero aquí viene la gran
pregunta, ¿nos enseñan a superar este tipo de pérdidas?
Si os fijáis, durante
toda nuestra vida nos enseñan a conseguir cosas: cuando somos pequeños y nos
portamos bien nos dan un premio y cuando es Navidad los Reyes Magos vienen
cargados de regalos por nuestro comportamiento durante todo el año.
En el cole y el
instituto nos dan charlas de educación sexual, seguridad vial, primeros
auxilios, orientación laboral…
Cuando somos más
mayores nos enseñan que tenemos que formarnos bien para poder conseguir un buen
trabajo que nos proporcione el dinero necesario para vivir y permitirnos algún
capricho (si pueden ser muchos mejor) porque, al fin y al cabo, cuanto más
tienes más feliz serás. Nos enseñan que tenemos que gustar a los demás,
buscando así su aprobación y llamar su atención. Aquí también entra en juego el
consumismo de esta sociedad, que nos venden productos con la convicción de que,
si los tenemos, seremos completamente felices y nuestra vida será mejor.
Además de esto, nuestros
padres nos intentan proteger de esas pérdidas pensando en nosotros y en que
suframos lo menos posible. Seguro que esta situación que os voy a contar os
suena familiar: dos hermanos jugando a un juego y los dos intentan ganar, el
más pequeño pierde y se echa a llorar porque le da rabia haber perdido y alguno
de sus familiares dice: deja ganar a tu hermano, que es más pequeño, pobrecito,
mira como llora. Seguro que muchos de vosotros la habréis vivido, con vuestros
hermanos, primos…
Pero, ¿cuántas clases
hemos recibido sobre cómo afrontar este tipo de pérdidas? La respuesta es
ninguna. Muchos niños y sus padres tienen que enfrentarse como pueden a la
pérdida de un abuelo u otro ser querido, un divorcio, la pérdida de su casa… y
esto es algo que está a la orden del día, producto también de la crisis que nos
acecha desde hace algún tiempo.
La forma que tenemos de
afrontarlo es basándonos en las enseñanzas que nos han dado nuestros padres,
que a su vez les enseñaron sus padres, y así sucesivamente. Por ello, no quiero
que entendáis esto como una crítica sobre cómo se educa o no a los hijos, ya
que lo hacemos con el fin de protegerles y siguiendo las enseñanzas que os han
dado a través de generaciones, siendo la única forma que sabemos para afrontar
todo esto.
Las enseñanzas acerca
de cómo superar estas pérdidas se basan en la sustitución o en la visión del
otro. Os pongo algunos ejemplos para explicarme mejor:
- Se muere un ser querido y nos dicen: "era lo mejor", "estaba sufriendo", "esa no era vida", "ahora descansa en paz". Todo esto está muy bien pero… ¿qué hay de mí? Con éstas frases sólo tenemos en cuenta al fallecido pero, ¿y el que se queda y tiene que afrontar la pérdida qué? Si te ven llorando te dicen: "no llores, tienes que ser fuerte", "déjalo sólo con su dolor, ahora es lo que más necesita", o la típica frase de: "los valientes no lloran", "los niños mayores no lloran", suprimiendo así un mecanismo de afrontamiento que tiene esa persona. Todo esto se nos dice con toda la buena voluntad del mundo, con la idea de ayudar (aunque a la otra persona no le consuele) porque, al fin y al cabo, es lo único que sabemos y es la única forma que sabemos de "ayudar" en estas situaciones.
- Cuando hay un divorcio o una ruptura de pareja se nos dice: "no te preocupes, encontrarás a otra persona que te haga feliz", "tranquilo, hay más peces en el mar", o la típica frase de: "un clavo saca otro clavo". Pero de nuevo, nos encontramos con que éstas frases solo representan una visión externa, no tenemos en cuenta la pena que sufre la persona que está pasando por ese momento.
- Nos despiden del trabajo o se nos acaba el contrato: "tranquilo, encontrarás un trabajo mejor". De nuevo, la visión externa.
- Cambias de domicilio donde no conoces a nadie y dejas de ver a tus amigos: "no te preocupes, allí encontraras nuevos amigos". Otra vez, viendo la parte externa.
Y todo esto, ¿Por qué
ocurre? Porque igual que no sabemos cómo afrontar nuestras propias pérdidas,
tampoco estamos preparados para ayudar a los demás a que afronten las suyas.
- Son situaciones complicadas en las que no sabemos qué decir para que esa persona se sienta mejor.
- Pensamos que el llanto es negativo porque va asociado a una emoción negativa, motivo por el cual les motivamos a que lo supriman, porque nos duele verles así y porque pensamos que de esa forma les ayudamos.
- Intentamos cambiar de tema, con la idea de que la otra persona deje de sufrir y se olvide por un momento de su dolor, pero lo cierto es que ésto no ocurre. También lo hacemos como escape a esa situación, porque no sabemos cómo hacer que el otro se sienta mejor, así que pensamos que si cambiamos de tema, ayudamos a la otra persona.
- No escuchamos a la persona que sufre porque estamos pensando en qué decir o qué hacer para que se sienta mejor. De nuevo aparecen frases como "no te sientas mal", de nuevo, no te sientas como te sientes porque la tristeza y las emociones negativas no son buenas.
- No estamos preparados para hablar de la muerte: esto es totalmente contradictorio con la vida, porque al fin y al cabo solo sabemos una cosa segura y es que todos algún día moriremos y deberíamos ser conscientes de ello. Sin embargo, giramos la mirada hacia otro lado. De este tema hablaré más específicamente en otro artículo, puesto que me parece muy importante.
En fin, de nuevo os
repito que no quiero que veáis este articulo como una crítica, como un
"¡lo estás haciendo fatal!" porque como he dicho antes, es la única
forma que sabemos y lo hacemos con la intención de ayudar.
En el siguiente
artículo os daré algunas ideas acerca de cómo afrontar estas pérdidas porque
tal vez muchos de vosotros os encontréis en alguna de estas situaciones.
Espero que os haya
gustado mi reflexión.
Hasta el próximo artículo!
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