miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Necesito un psicólogo?



En ocasiones pasamos por etapas de nuestra vida que nos desbordan. Es en esos momentos cuando nos planteamos la posibilidad de acudir a un psicólogo para que nos ayude a superarla, algo que para muchas personas es complicado decidir.
Tal vez nos preguntemos si el problema que tenemos es tan importante como para ir a un psicólogo, o si tenemos que esperar un tiempo para ver si se nos pasa antes de ir a consulta…
Realmente, no hay nada estipulado en cuanto a cuál es el momento de buscar un psicólogo para proporcionarte ayuda y apoyo. Lo que sí es cierto es que no es necesario estar en una situación extrema o excepcional para buscar un psicólogo. Simplemente, cuando creas que necesitas ayuda para afrontar tu vida diaria porque consideras que no sabes cómo hacerlo, es ahí donde es aconsejable acudir a terapia.

Los 10 síntomas por los que necesitas ir a un psicólogo
Aproximadamente el 95% de las veces sufrimos inútilmente, debido a que no sabemos cómo afrontar ciertos problemas y no caemos en la cuenta de que un psicólogo nos puede ayudar a hacerlo, aliviando así nuestro sufrimiento.
Si presentas alguno de estos síntomas, lo mejor para ti es que busques ayuda profesional:
  1. Si sientes que no tienes control sobre tu día a día (situaciones de la vida diaria).
  2. Empiezas a somatizar (sientes diversos dolores, en función de las características de cada persona) o a tener ataques de ansiedad (presión en el pecho, taquicardia, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración...).
  3. No tienes control sobre las emociones (Llanto, rabia, angustia, tristeza, desolación, sentimientos de impotencia, desesperanza...).
  4. Te encuentras en una situación límite, que no sabes resolver o no tienes fuerza para afrontar (como por ejemplo: problemas de pareja, con sus hijos o en el trabajo).
  5. Sientes que tu área emocional te arrastra y no eres capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar inteligentemente.
  6. Estás lleno de pensamientos negativos, catastrofistas, obsesiones o fijaciones... que te impiden vivir la vida con normalidad.
  7. Deseas que la vida se acabe y sientes que no tiene sentido tu papel en este mundo.
  8. Sientes una agresividad que es incapaz de controlar, y sabes que puede desencadenar en situaciones límite.
  9. Piensas que todo el mundo está en tu contra.
  10. Tienes grandes dificultades para descansar, conciliar el sueño, desconectar de situaciones, y no puedes vivir la vida con normalidad.
Y recordad, nunca es demasiado tarde para buscar ayuda profesional.
Si estás pensando en hacerlo, no lo dudes y llámame si necesitas más información. Estaré encantada de ayudarte.
Feliz día!

lunes, 18 de noviembre de 2013

El poder de nuestros pensamientos



El poder de nuestros pensamientos
Vivimos en una sociedad donde el estrés protagoniza nuestras vidas y no nos damos cuenta de lo que nuestro cuerpo nos está diciendo. A menudo, sólo nos damos cuenta cuando comenzamos a tener un problema físico como tensión alta, taquicardias… y no vemos que, antes de llegar a ese punto, están nuestros pensamientos.
Nuestro cerebro está diseñado para crear pensamientos constantemente. Es habitual decir: "voy a ponerme música para relajarme y voy a dejar de pensar en esto que tanto me preocupa", pero… ¿realmente dejamos de pensar? Lo cierto es que no, es más, cuanto más te esfuerzas en dejar de pensar, más piensas. No tienen porque ser pensamientos relacionados con el problema en cuestión, sino que pueden ser en general como: "me encanta esta canción", "ahora cuando se acabe esta canción me iré a hacer la cena"…
Estamos disfrutando con nuestra familia, amigos, hijos… y en lugar de pasarlo bien, estamos pensando: "no sé qué hacer para solucionar esto", " a ver si hablo con esta persona para ver si me puede ayudar", "quizás si hiciera esto se solucionaría todo". Y todo esto influye en nuestro estado de ánimo de forma negativa, apareciendo así sentimientos de desesperanza, tristeza, apatía…

Si os sentís identificados con todo esto, aquí os dejo algunos consejos:
  • Céntrate en el aquí y el ahora: sé consciente en todo momento de lo que haces y lo que piensas. Una ayuda para hacerlo es pensar voluntariamente en lo que estás haciendo. Por ejemplo, si te estás duchando piensa: "que agusto estoy en la ducha con el agua caliente, con el frío que hace fuera", "me encanta como huele el gel que he comprado esta mañana, de ahora en adelante compraré éste"
  • Identifica el pensamiento: los pensamientos son tan rápidos y automáticos a  veces que nos cuesta detectarlos en plena acción. Puede ocurrir incluso que, de repente, te sientas triste y no sepas por qué. Pues bien, intenta centrarte en cada momento, como he dicho antes, e identifica ese pensamiento que te ha hecho sentir mal en ese momento.
  • Economiza los pensamientos: tenemos que evaluar esos pensamientos detectados y ver si nos sirven para algo. Cuando aparezca el pensamiento, evalúalo y pregúntate: ¿Me sirve para algo pensar esto? ¿Me ayuda a solucionar mi problema? Si la respuesta es que no… FUERA ESE PENSAMIENTO! No queremos pensamientos que nos hagan sentir más mal, no nos hacen ningún bien.
  • Cambia el pensamiento: cuando hayas decidido que pensar así no te ayuda en nada, cámbialo a voluntad, dirígelo tú mismo y transfórmalo en algo positivo.
Por ejemplo: estás en paro (tal y como hablábamos en un artículo anterior) y vas a salir a repartir curriculums por enésima vez y sin querer piensas: "no se para que me molesto, si no me van a contratar…". Analízalo: ¿pensar esto me ayuda a conseguir mi objetivo?, ¿Me sirve para algo pensar así?... Si la respuesta es que no… ¡no queremos ese pensamiento para nada!! Vamos a sustituirlo por uno positivo: voy a hacer todo lo posible para conseguir un trabajo y voy a ser positivo, voy a poner mi mejor sonrisa y a repartir todos estos curriculums.

Recordad, sed vosotros los que dirijáis vuestra vida, no vuestros pensamientos. Si necesitáis ayuda en algún momento de vuestra vida, no dudéis en poneros en contacto conmigo.
Feliz día.

martes, 12 de noviembre de 2013

¿Las personas podemos cambiar?



A menudo escuchamos cosas como: "Yo soy así y no puedo cambiar", "ya soy muy mayor para cambiar", pero lo cierto es QUE SÍ PODEMOS.
Si os paráis a pensar, os daréis cuenta de que no somos iguales que hace unos años, hemos cambiado de opinión sobre muchas cosas con el paso del tiempo, nuestros sentimientos, nuestra forma de actuar han cambiado. Es posible que conozcáis a alguien que, a raíz de un acontecimiento en su vida (bueno o malo), ha cambiado por completo ("desde que le ocurrió aquello no parece el mismo"). Hay personas que después de sufrir un ataque al corazón, por ejemplo, valoran de forma diferente la vida y se centran en disfrutarla más, cuidarse, hacer deporte… se produce un cambio en esa persona que, probablemente, si no hubiera tenido ese ataque, no se lo habría planteado.

¿Con todo esto que quiero decir? Que nuestra forma de ser es, fundamentalmente, el resultado de nuestras vivencias, experiencias e interacciones con el mundo que nos rodea que se han producido a lo largo de nuestra vida, sobre todo en los primeros años. Hemos aprendido a comportarnos de esa forma e, igual que lo hemos aprendido, lo podemos desaprender y sustituir ese comportamiento por otro más positivo.

A todo esto hay que añadir también nuestros pensamientos, creencias y juicios. ¿Se pueden cambiar los pensamientos? Por supuesto que sí. Cualquier pensamiento puede ser cambiado. Una persona pesimista puede dejar de serlo si cambia su forma de pensar.

Pero… ¿cómo se cuando debo cambiar? ¿Y qué debo cambiar? Todos tenemos nuestros defectos y nuestras virtudes. Lo que debe marcar ese cambio es la manera en la que repercute en tu vida. Si esa forma de actuar, si ese comportamiento está afectando a tu vida de manera notable impidiéndote que seas feliz o afecta a los tuyos (familia, pareja, hijos…).

El cambio terapéutico consiste en modificar sólo aquella parte de nosotros que nos hace daño, aprendiendo nuevas conductas más sanas y útiles para manejar ciertas situaciones que te resultan difíciles. Tu personalidad permanecerá, sólo habrá cambiado aquello que te imposibilita ser feliz como determinados pensamientos irreales, conductas que son poco eficaces para conseguir lo que quieres, etc. No te sentirás otra persona, sino al contrario, serás más tu mismo al eliminar aquellos problemas que no te dejaban ser feliz contigo mismo y con los tuyos.

Pero para que se produzca ese cambio, primero ha de ocurrir algo imprescindible: QUERER CAMBIAR y estar dispuesto a realizar todo el esfuerzo que ello conlleva para que, poco a poco, te hagas feliz a ti mismo y a todas esas personas que están a tu alrededor.

Feliz día!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Estoy en paro, ¿ahora que?



estoy en paro ¿ahora que?
El desempleo se está convirtiendo en un gran problema para todos, ya no sólo a nivel económico y social, sino también personal.
Esta situación cambia por completo la vida de las personas, que pueden verse desbordadas y perdidas en esta nueva etapa de su vida. Y si, digo nueva etapa porque para los que llevan meses sin trabajo se convierte precisamente en eso.
Cuando decía anteriormente que afectaba a nivel personal, me estaba refiriendo a que pueden surgir signos de depresión y ansiedad.
La presión de buscar trabajo y ver cómo van pasando las semanas sin respuesta, el pago de los gastos, la falta de rutina diaria, el cambio en el estilo de vida… afectan a nuestra salud mental y física.
Todo esto nos pasa factura y con el tiempo aparece la sensación de fracaso, vergüenza , sentimiento de culpa o inutilidad, insomnio… que hacen todavía más difícil adaptarnos a esta nueva situación.
Hoy os voy a dar algunas ideas y pautas que os ayudaran a enfrentaros a esta situación:
  • Sigue una rutina: levántate y acuéstate siempre a la misma hora, para que el ciclo sueño- vigilia se mantenga regulado y tengas menos problemas para dormir. Planifica lo que vas a hacer ese día, como por ejemplo: dedicar 2 horas todas las mañanas para repartir curriculums, dedicar 2 horas al día a tu hobbie favorito, 1 hora al día para hacer deporte…
  • Búsqueda activa de empleo: intenta hacerlo de la forma más organizada posible, por ejemplo, divide la cuidad por zonas concretas y dedica cada día a repartir curriculums por zonas. Por ejemplo, un día vas a un centro comercial concreto y al día siguiente a otro.
         También sería conveniente que hicieras una búsqueda por internet, pero no te quedes solo con eso y ve personalmente a los locales a dejar el curriculum (si no lo has entregado por internet).
  • Haz ejercicio físico: está demostrado que hacer ejercicio libera endorfinas (la "hormona de la felicidad") que ,además de producir un efecto analgésico, estimulan los centros de placer del cerebro produciendo sensaciones de vitalidad, placer y bienestar que contribuyen a eliminar el malestar. Además, realizar ejercicio te hará sentir mejor físicamente y subirá tu autoestima. Puedes dedicar 1 hora al día para hacer footing, por ejemplo.
  • Retoma tus hobbies: si tenias un trabajo al que dedicabas prácticamente todo el día, seguro que durante años has dejado apartadas tus aficiones o hobbies favoritos. Pues bueno, ahora tienes tiempo para hacerlo, así que aprovecha esta etapa en tu vida para retomar de nuevo esas aficiones y disfruta de ellas.
  • Aprovecha tiempo tus hijos: puede ser también que como consecuencia de tu trabajo no has podido dedicar las horas que a ti te hubiera gustado para estar con tus hijos. ¡Pues ahora es la hora de hacerlo! Aprovecha cada minuto con ellos, ayúdales a hacer los deberes, acompáñales a sus actividades extraescolares y si tienes ocasión, quédate para ver como lo hacen (como en el fútbol, la natación…). Haz salidas con ellos al parque, o planifica excursiones para el fin de semana (como por ejemplo ir en bicicleta).
  •  Recíclate: El reciclaje profesional es algo que se valora mucho a la hora de contratar a alguien. El hecho de que una persona siga formándose en su campo, haciendo cursos por ejemplo, es una buena forma de hacerlo. En el INEM por ejemplo hay muchos cursos gratuitos que te podrían ir bien para reciclarte.

Espero que os sirvan de ayuda estos consejos. No olvidéis nunca de buscar el lado positivo de las cosas, por muy escondido que esté.

Feliz día!

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